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Ni una menos: a 10 años del grito en Argentina que se escuchó en toda América Latina

  • Manuela Castro, CNN en Español
  • 3 jun
  • 2 Min. de lectura

El 3 de junio de 2015, hace exactamente 10 años, marcó un antes y un después en la conciencia colectiva de la sociedad argentina. Una marcha multitudinaria llenó de pancartas las inmediaciones del Congreso de la Nación, en Buenos Aires, con un reclamo de mujeres que se replicó en más de 100 ciudades en todo el país: “paren de matarnos”.


Semanas atrás, el caso de una adolescente de 14 años asesinada por su novio y enterrada en el jardín de su casa fue la gota que rebasó el vaso y se convirtió en un tsunami que arrasó a todo el país, la reacción a una serie de femicidios que colmaban entonces los noticieros y titulares de los diarios, apuntando hacia las víctimas por su ropa, sus conductas o los sitios a donde iban, en lugar de exigir respuestas sobre quiénes las habían matado y por qué.


“Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales, mujeres, todas, ¿no vamos a levantar la voz? ¡Nos están matando!”, escribió en X Marcela Ojeda, una periodista feminista que había sido parte de una disertación sobre femicidios que hizo un grupo de mujeres en marzo de ese año, la cual anticipó el movimiento que estaba a punto de emerger: Ni una menos, vivas nos queremos.



Este es un fragmento del primer documento que se leyó ese atardecer invernal frente a las miles de personas que se congregaron en el centro de la ciudad:


“En 2008 mataron una mujer cada 40 horas; en 2014, cada 30. En esos siete años, los medios publicaron noticias sobre 1.808 femicidios. ¿Cuántas mujeres murieron asesinadas solo por ser mujeres en 2015? No lo sabemos. Pero sí sabemos que tenemos que decir basta (…) El femicidio es la forma más extrema de esa violencia y atraviesa todas las clases sociales, credos e ideologías: Pero la palabra ‘femicidio’ es, además, una categoría política, es la palabra que denuncia el modo en que la sociedad vuelve natural algo que no lo es: la violencia machista”.


Desde entonces, las demandas de la agenda feminista y una comprensión más profunda de sus problemáticas se instalaron en la agenda local, y sus efectos resonaron en la región latinoamericana.

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